La cantante se presentará en la explanada del estadio Monumental. Traerá lo mejor de sus cuatro discos, incluido el último, “Goodbye Lullaby”. Parece como si fuera ayer cuando “Complicated” sonaba por la radio, a cada momento. Una canción que envolvía en partes iguales dos caras de una moneda: la ingenuidad y la rebeldía. O la dulzura y la irreverencia. Polos contrarios que definen de arriba a abajo a Avril Lavigne, la vocera de la posadolecencia inconforme. La voz de las hormonas en desarrollo. El dedo en la llaga. Luego estaba “Sk8er Boi”, algo más punkie. Era apenas el comienzo del camino, marcado por ese álbum debut del 2002 titulado “Let Go”.
De ahí a la actualidad nos separan nueve años, tiempo en el cual ha discurrido una carrera de caminos parejos y de ligera sinuosidad, con momentos más altos que otros, pero con la sensación de que la cantante nativa de Ontario, Canadá, ha ahorrado pólvora suficiente como para volver a explotar como una de las fuerzas jóvenes del power pop. O del pop punk (sirvan estas palabras para intentar definir su estilo, ese que puede quebrar el orden de las cosas, con un rock a rabiar, pero luego reconciliar posiciones encontradas con alguna sutileza).
La música terminó siendo su manera de vivir. Cuatro discos de Avril ya reposan en las tiendas del mundo. Sumándolo todo, hasta el momento, ha vendido más de 30 millones de placas, y viene al Perú en su momento de definición, a una edad propicia para seguir creciendo.
Avril Lavigne se presentará en la explanada del estadio Monumental de Ate en Lima, Perú este 20 de julio.
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